Las placas se conservaban dentro de cajitas de cartón de muy mala calidad y a demás estaban muy sucias y algunas hasta infectadas con hongos. En esta ocasión no había ninguna placa rota.
El proceso de restauración que llevamos a cabo en el taller fue una limpieza y desinfección de las placas que una vez limpias y desinfectadas las colocamos dentro de fundas de cuatro solapas que luego irían guardadas dentro de cajas hechas de material de conervación especialmente diseñado para contener fotografías y que, por lo tanto, habían pasado el Photographyc Activity Test o PAT.
Aunque no se sabía decidido qué hacer con las cajas originales en las que habían llegado las fotografías, en el taller las limpiamos y desinfectamos para que se pudiesen almacenar en los depósitos del archivo sin que supusieran un peligro para el resto de documentos que se conservan en él.