Sin duda, y con diferencia, las catástrofes relacionadas con el agua son uno de los mayores enemigos de archivos y bibliotecas. Un número muy elevado de las alteraciones y degradaciones de libros y documentos son las provocadas por el agua. La tinta se borra, las fibras del papel se debilitan y finalmente aparecen los microorganismos que acaban con lo que quedaba. A pesar de la gravedad, si logramos intervenir a tiempo (por eso se aconseja tener un plan de prevención de catástrofes estudiado y preparado), será posible salvar el fondo. Habrá un tanto por ciento del fondo que estará en mal estado y seguramente, tras evaluar la situación, habrá que hacer restaurar.
Este es el caso de los Libros de Actas que nos ocupan. El archivo sufrió un incendio que extinguirse con agua, pasados ??los días aparecieron las primeras colonias de microorganismos que rápidamente acabaron haciendo los libros su plato principal. Cuando se detectaron se aisló el fondo y se controlaron las condiciones ambientales logrando frenar el ataque de los hongos.
Llegan al taller esos libros manuscritos sobre papel de pasta de trapos y encuadernados con hilo de cáñamo, afectados por microorganismos actualmente inactivos. Todos presentan descomposición típica del ataque de hongos en las zonas afectadas hay pérdidas de soporte importantes. Además, el papel que ha resistido el ataque está muy debilitado y tiene una textura aterciopelada que se descompone sólo de tocarlo. Las enzimas de los microorganismos han teñido la zona con tonos lilosos y amarillentos. Para poder digitalizar la documentación se hace imprescindible reforzar toda la zona superior de los documentos con una fina capa de papel japonés