Ya hablamos anteriormente de los deterioros derivados de las catástrofes provocadas por el agua. En este caso llegan al taller cuatro libros de actas visiblemente atacados por microorganismos que actualmente parecen inactivos. El deterioro se ve claramente en las partes superiores e inferiores de los documentos que tienen una coloración Lilac, han perdido la consistencia y tienen lagunas y desgarros. En uno de los libros deterioro es mucho más grave que en el resto. La propuesta inicial para la intervención de estos cuatro volúmenes pasaba para desinfectar las piezas, limpiarlas y consolidar las partes más débiles manteniendo las encuadernaciones originales exceptuando uno de los ejemplares que se veía de entrada que debería encuadernar de nuevo. Durante el proceso de restauración y analizando con más profundidad cada libro individualmente se llegó a la conclusión de que sería necesario encuadernar de nuevo todas las piezas. Si bien había parecido de entrada que las encuadernaciones estaban en buen estado y se podrían conservar después se vio que no era así. Los microorganismos habían penetrado en las almas de cartón de las tapas y también en el lomo entre la encuadernación y la tripa del libro. Así pues, teniendo en cuenta el mal estado y su poco valor histórico se decidió encuadernar de nuevo pero manteniendo el cosido, las etiquetas y los lomos de pergamino originales. Este es un ejemplo, podríamos decir unos cuantos y seguro que a la larga en publicaremos además, que la propuesta de restauración que se hace inicialmente puede ser sometida a modificaciones cuando la pieza es el taller. Estas variaciones sobre la propuesta inicial a veces pueden conllevar la alteración del presupuesto oa veces corregir sólo de las técnicas y los materiales utilizados.