En restauración de obra gráfica no es poco frecuente tener que tratar piezas que presentan manchas de origen graso. Es habitual ver este tipo de deterioración que con el tiempo se oxida manchando el papel.

Eliminar estas manchas de origen graso no siempre es fácil, de hecho, acostumbra a ser un quebradero de cabeza. Cuando entra una pieza en el taller con este topo de patología (y aquí podríamos añadir unas cuantas más), es importante hacer un poco de pedagogía y explicar bien al propietario que es muy posible que las manchas no desaparezcan.

Hecha la pedagogía, es hora de ponerse manos a la obra e intentar eliminar al máximo las manchas llegando tan lejos donde la pieza nos permita, siempre respetándola y nunca perjudicándola. Como bien sabéis, hay diferentes técnicas para eliminar manchas: la, quizás, más tradicional sea probar todos los disolventes que tenemos a nuestro alcance de menos tóxico a más tóxico. Podemos basarnos el triángulo de Teas y también utilizar las ya clásicas, proporciones de isooctano, acetona y etanol. Y finalmente podemos llegar a la conductividad de R. Wolbers pensando que, quizás, alguna cosa acabará por funcionar.

Pero, y si nada de esto funciona? Pues se recorre a la bibliografía y a las colegas de profesión que es de quién más se aprende. En mi caso, y a raíz de una conferencia en línea que hizo durante el confinamento para el departamento de conservación y restauración de la Universidad de Granada, acabé contactando con Amparo Escolano de South Florida Art Conservation quién me habló por primera vez de las lipasas (o, al menos, fue la primera vez que yo escuchaba atentamente).

Las lipasas son un tipo de enzimas. Su función en el cuerpo humano es disgregar los lípidos para permitir su absorción. Las aplicaciones de las lipasas en la industria van desde la fabricación de detergentes, líquido de lentes de contacto, productos lácteos, fabricación de bebidas, producción de productos químicos, etc. Pueden ser de origen animal, vegetal o microbiano y son solubles en agua, cosa que nos permite gelificarla, por ejemplo, en agarosa.

PROCEDIMIENTO:

Se elabora un gel de agarosa de unos 2mm de grosor (haremos pruebas previas para saber la concentración que necesitamos para no causar aureolas; podemos empezar con un 5%), suficientemente grande para que cubra la superficie de la mancha y se deja deshidratar toda la noche. Al día siguiente se sumerge el gel de agarosa en el líquido para limpiar las lentillas (del que se compra en la farmacia, a poder ser que lleve los menos conservantes posibles), y se deja re-hidratar. Para saber el tiempo de re-hidratación podéis hacer una prueba previa con colorante: cuando el gel absorba el colorante sabréis que ese es el tiempo de re-hidratación. Seguidamente el gel se seca con un tissue y se coloca encima de la mancha.

Los resultados conseguidos en 20 minutos, son así de espectaculares:

Tractament de taques de greix en un cartell del Santuari de Núria. A la imatge superior la taca abans de tractar, a la imatge del centre la taca després de tractar-se amb dissolvents. A la imatge inferior la taca després de tractar-la amb lipases aplicades amb gel d'agarosa.

Tratamiento de las manchas de grasa en un cartel del Santuari de Núria (gouache sobre papel) propiedad de Jaume Clotet. En la imagen superior: la mancha antes de ser tratada. En el centro: después de probar con todo tipo de disolvente. En la imagen inferior: la mancha después de ser tratada con las lipasas.

 

 

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2 Comments

  1. Cristina 15 de septiembre de 2020 at 08:37 08Tue, 15 Sep 2020 08:37:24 +000024. - Reply

    Molt interessant!!. Moltes gràcies per compartir.
    Nosaltres no fem restauració de suport gràfic però aprendre sempre ñés un gust.
    Salut ,

  2. Ramon Miquel 15 de septiembre de 2020 at 09:02 09Tue, 15 Sep 2020 09:02:06 +000006. - Reply

    Molt bona feina!!!!!

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