The British Museum. Secrets of the Screen. [DVD]. Abe, Mitsuhiro; Thompson, Adrew; Clark, Timoth; Rousmaniere, Nicole. Londres: British Museum Press, 2001. 40 min. Iluminating world cultures.

Cortesanes de la Casa Tamaya

Durante el año 2000 el British Museum realizó una intervención de conservación sobre la pieza «cortesanos de la Casa Tamaya» una rara mampara Ukiyo-e de seis paneles del periodo Edo datada entre el 1775 y el 1785 y atribuida al artista japonés Utagawa Toyoharu que estaba custodiada en el Departamento de Antigüedades Japonesas del British Museum. En enero de 2001 se presentaba al público.

La intervención llevó a cabo con un equipo multidisciplinario de expertos: Mitsuro Abe (Hirayama Fellow), Andrew Thompson (conservador-restaurador), Timothy Clark (comisario y asistente de la custodia de las antigüedades japonesas) y la Dra.. Nicole Rousmaniere (comisaria y directora del Sainsbury Institute).

La obra representa un grupo de cortesanas de alto rango sentadas en el centro de una alfombra roja. Las mujeres son el harimise, la sala de exhibición de un burdel en el barrio del placer de Yoshiwara, a la espera de clientes. Parece ser un rato de calma en mitad del día y las cortesanas se divierten de varias maneras: fumando, tocando el shamisen, vistiendo una muñeca … El nombre de la casa aparece en la cortina de entrada. Esta pieza es una de las pocas supervivientes de esta época y por tanto una de las pinturas Ukiyo-e más importantes del periodo.

La filmación documenta desde las dudas en la toma de decisiones de Mitsuro Abe hasta la presentación final pasando por todos los procesos de restauración realizados sobre la pieza. Destacan claramente la aparente sencillez de las técnicas y el respeto de los conservadores y restauradores hacia la obra maestra.

El documental explica el proceso de conservación a cargo por Mitsuro Abe, maestro experto en técnicas antiguas y en la restauración de pintura japonesa. Las condiciones de la mampara eran muy malas y después de analizar y registrar minuciosamente la pieza decidieron desmontar completamente la mampara, reparar la obra y volverla a montar.

En primer lugar se sacaron los marcos se separaron las seis pantallas que formaban la mampara.
La capa pictórica mostraba desperfectos ocasionados por el agua e irregularidades en la superficie que apuntaban a problemas serios de conservación. Por este motivo se elaboraron mapas de alteraciones sobre fotografías para determinar las zonas más frágiles. Los análisis demostraron que algunas zonas estaban perdiendo el pigmento y se estaban craquelado apelante y curvando debido al resecamiento de la capa aglutinante. Se consolidó rehidratante con el mismo barniz que el autor había empleado.

En segundo lugar se desmontó el papel del bastidor y se separaron capa por capa todos los papeles que formaban el karibari (estructura de puerta japonesa) que a menudo eran papeles reutilizados y que a la hora sirvieron para datar exactamente la pieza y seguir su historia a partir de los sellos y los textos que en ellos aparecían.

Posteriormente Mitsuhiro Abe limpió las piezas no por inmersión si no por contacto con: agua, un vaporizador, una brocha y papel secante retirando la cola residual, la suciedad superficial y la acidez, dejándolo reposar unas horas pero revisándolo periódicamente.

El apoyo y la capa pictórica original eran realmente finos y frágiles y se consolidaron con papel japonés y engrudo tradicional allanando hacerlo por tensión.

Se decidió elaborar un bastidor nuevo porque el original está muy dañado; se realizó con madera que hacía 10 años que estaba cortada porque si fuera una madera nueva podría dilatarse y contraerse de manera no controlada llegando a dañar e incluso romper la pieza original y la capa pictórica.

El maestro encolar papeles sobre el nuevo bastidor siguiendo la técnica del karibari superponiendo una capa tras otra variando la dirección de fibra y el tamaño. También encolar cada panel entre sí con bisagras de papel que permiten plegarlo en los dos sentidos: hacia adentro y hacia fuera. De esta manera el nuevo bastidor es extremadamente fuerte y flexible.

Decidieron realizar nuevos marcos para los paneles y restaurar las cantoneras metálicas reproduciendo una de extraviada a partir de un molde original.
Una de las cortesanas tenía en la cara claras aureolas provocadas por el agua que se optó por no intervenir debido que es una zona con una restauración anterior y retirarla representaba dejar un hueco. Se redujo el peso visual que las aureolas ejercían sobre el observador.

El último paso de la intervención fue seleccionar una nueva bora de seda, la cual fue retirada al inicio de la conservación, que estuviera de acuerdo con la armonía de la pintura. Por la parte posterior se encolado un papel tradicional japonés pintado a mano y de color neutro.

Terminando, después de seis meses de conservación, cada una de las seis piezas fueron encoladas sobre las pantallas, junto con la seda y los ribetes dorados.
Finalmente en retoque de las zonas consolidadas se realizó con pigmentos reversibles, colores planos y siempre sobre las zonas consolidadas, nunca sobre el original.

El aspecto de la pieza no ha cambiado espectacularmente antes y después de la conservación, pero ha cumplido su objetivo: unificar la superficie, crear una estructura más sólida, consolidar la capa cromática y asegurar su exposición. En resumen: asegurar que la mampara se conserve, como mínimo, mil años más.

 

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