Traducción del post publicado en el ICCROM Forum Conservation Science 2013

Después de atender a las interesantísimas sesiones de estos tres días y después de recapitular un poco, hay un punto que me hubiese gustado tratar más profundamente: cómo la ciencia puede llegar al modesto proyecto del cliente con pocos recursos económicos.

Gravat

Desde hace unos años estamos en una situación económica difícil donde incluso me cuesta hacer entender por qué se destina (tanto) dinero a conservar el patrimonio en vez de destinarlo a dar de comer a los niños desnutridos. Obviamente es demagogia pero la pregunta está constantemente presente.

Todos tenemos muy interiorizado que un país avanza y se enriquece gracias a la investigación (entre otras cosas) pero cuando llega el momento de afrontar el coste de un análisis que deriva de una intervención ese sentimiento cambia.

20 euros

Desde mi punto de vista podríamos clasificar la ciencia de la restauración en:

  • Investigación: los proyectos que dan lugar a nuevas técnicas, métodos, herramientas, etc.
  • Ciencia aplicada: los análisis que deben (deberían) llevarse a cabo antes, durante y después de cada intervención.

(Por supuesto, otros puntos de vista son bienvenidos y sería muy interesante poder comentarlos).

En el caso del documento gráfico realizamos pruebas químicas, físicas y biológicas (nivel de pH, identificación de fibras del papel o procedencia de pieles, identificación de las tintas y pigmentos, cultivo de microorganismos, identificación de insectos, etc.). Algunas de estas pruebas pueden llevarse a cabo sin dificultad en un taller por los mismos conservadores – restauradores, sin embargo algunas necesitan material y un equipo que, ya sea por tratarse de análisis poco frecuentes, de técnicas muy complejas o por necesidad de grandes infraestructuras, no están al alcance de todos los talleres. En ese caso el taller externaliza los análisis que tendrán un coste que el cliente, generalmente, no está dispuesto a afrontar. Hablamos de un perfil de cliente que ni siquiera ve razonable el coste asociado a una memoria de intervención (documento que debería generarse obligatoriamente).

textura de la pell

Opino firmemente que deberían dedicarse más horas curriculares a la ciencia aplicada a la conservación y la restauración durante los estudios y que, una vez terminados estos, debería haber más cursos, talleres y seminarios que nos permitiesen fortalecer y ampliar dichos conocimientos. De este modo quizás se fomentaría la práctica entre los profesionales de este tipo de pruebas que documentan tan bien la pieza y que pueden ser tan útiles para entender posibles alteraciones de ésta en un futuro.

microorganismes

“Copyright of ICCROM 2013. Blog post written for the ICCROM Forum on Conservation Science, Rome 2013. http://forum2013.iccrom.org”.

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2 Comments

  1. Eulàlia Guardiola 12 de diciembre de 2013 at 11:41 11Thu, 12 Dec 2013 11:41:48 +000048. - Reply

    Absolutament d’acord! Com a estudiant de Conservació-Restauració de Béns Culturals, penso que cal reivindicar que la nostra vocació és una ciència, i com tota ciència, requereix investigació i anàlisi per part de professionals.
    No podem permetre que es posi el patrimoni en mans de qualsevol persona que amb un pot de Titanlux i bona intenció vulgui arreglar un fresc. I hem d’evitar que es banalitzin fets com aquests, que algú encara trobi que l’assumpte no és greu.
    Cal que recuperem (o que creem!) la credbilitat que la nostra feina es mereix, i que nosaltres, com a professionals o futurs professionals, puguem treballar-hi dignement.
    Hi ha molta feina per fer. Imaginació, investigació, informació, divulgació!

    • Berta Blasi 16 de diciembre de 2013 at 09:22 09Mon, 16 Dec 2013 09:22:34 +000034. - Reply

      Gràcies pel comentari Eulàlia!

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