El préstamo de piezas a instituciones por parte de coleccionistas particulares es una práctica frecuente cuando estos disponen de obras de un valor relevante. Desgraciadamente las piezas no siempre se encuentran en un estado óptimo para ser transportadas, manipuladas o expuestas. Incluso hay veces que las piezas salen de manos del coleccionista en buen estado y, por motivos injustificados, vuelven a manos del coleccionista al no tan buen estado.
En el mundo del arte existen los llamados informes o fichas técnicas que, elaboradas por un especialista, documentan el estado en que se encuentran las piezas antes de salir hacia su destino temporal. Si la pieza devuelve al propietario en mal estado estos informes pueden servir como prueba en el caso de querer reclamar daños a las piezas.
El caso que nos ocupa es el de un coleccionista privado al que han pedido un conjunto de piezas relevantes para ser expuestas en el extranjero. Después de que las piezas hayan sido expuestas con anterioridad en múltiples ocasiones, y antes de enviarlas hacia Moscú, el propietario ha decidido realizar una restauración de mínima intervención que garantice la estabilidad de la pieza durante el transporte y el exposición.
La mayoría de libros y revistas tenían las tapas desencolades de la tripa del libro, algunos tenían los últimos cuadernillos descosidos, sobre todo las revistas tenían desgarros en los bordes de las tapas y algunos ejemplares mostraban pequeñas lagunas particularmente localizadas en la parte del lomo. La intervención ha consistido en consolidar todos estos pequeños desgarros, volver a encolar las tapas y recoser los cuadernillos descosidos para que las piezas volvieran a tener la estabilidad estructural que habían perdido a lo largo del tiempo. Muchas de se prendas llevaban un sistema de protección en forma de funda o de camisa y siguiendo con el mismo criterio se han elaborado camisas de conservación.