En el siglo XIX ya no les gustaban las arrugas. Los retratados pedían a los fotógrafos que les retocasen las ojeras, las pecas y las patas de gallo.

Los archivos y las bibliotecas de nuestro país albergan fondos importantísimos que constituyen una valiosa fuente primaria de información para ser tan fiel a la realidad . Desgraciadamente – y desde aquí lo denuncio -no hay a fecha de hoy centros que ofrezcan la posibilidad de formarse oficialmente en la conservación y la restauración de material fotográfico o fílmico. El reducido número de restauradores que han podido aprender a preservar y restaurar este material tan sensible han tenido que cursar los estudios en el extranjero . Ellos , a su vez, nos ofrecen la oportunidad de transmitirnos su conocimiento organizando cursos de especialización .

Quizás los estudios reglamentados más cercanos a la conservación y restauración de material fotográfico es la especialidad de documento gráfico , sobre todo en cuanto a material de protección (cajas , camisas , fundas … ) , a las fotografías que han tenido como formato final el papel y por la facilidad con la que encontramos material fotográfico junto con material de papel ( álbumes , notas papel anexas a las fotografías … ) .

Este mes de enero Escuela Restaura ha organizado un curso de conservación y restauración de negativos sobre placas de vidrio con Rosina Herrera al frente de las clases.

Diplomada en conservación y restauración de documento gráfico en la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid y licenciada en Historia del Arte por la Universitat de València Rosina Herrera obtuvo la beca de investigación Andrew W. Mellon para el George Eastman House y posteriormente en el Museum of Modern Art de Nueva York donde adquirió durante cuatro años un elevado grado de formación específica en la materia.

El curso intensivo y eminentemente práctico, nos ha permitido ampliar los conocimientos de conservación y restauración de fotografías analizando previamente la pieza e identificando los diferentes tipos de aglutinantes o emulsiones (colodión, albúmina y gelatina), identificando los deterioros específicas del material, las marcas de retoque, etc.

Decidiendo qué tratamientos serán los más apropiados para cada ocasión dependiendo del estado de conservación de la pieza, del uso que se le dará, de las condiciones en que estará … Sin olvidar el contexto general de la institución donde estén custodiados.

Preservando con los materiales más adecuados y con los formatos más ajustados a las necesidades individuales, realizando carpetas, fundas o cajas a medida.