Es el pan de cada día en materia de patrimonio documental encontrarse deterioraciones causadas por insectos bibliófagos que se alimentan del soporte escritorio de papel, las pieles de las encuadernaciones y de sus colas. Hay un tipo de deterioración que podemos identificar muy claramente y es el que produce el pececillo de plata cuando se alimenta. La mayoría de las colecciones son devoradas por especies de diferentes órdenes y familias de insectos xilófagos pero mientras unos hacen galerías el pececillo de plata devora en superficie.
El pececillo de plata
Conocido científicamente como Lepisma Saccharina, es un insecto pequeño y plateado en forma de gota con unas antenas delante y una cola larga. Se reproducen en condiciones de 25 a 30ºC y pueden vivir una media de entre dos y tres años. Tanto las ninfas como los adultos se alimentan de los almidones y de las dextrinas de los adhesivos que encontramos en el papel o en las colas para encuadernar.
La deterioración que deja en el papel cuando se alimenta es muy particular ya que va comiendo en superficie. Va bien imaginarse el pececillo de plata como una pulidora de suelos, va habiendo pasadas en superficie hasta que finalmente acaba haciendo un agujero. Puede que este agujero no llegue nunca a producirse pero es muy útil coger el papel afectado y mirarlo a contraluz donde se aprecia clarísimamente el recorrido que ha ido haciendo a lo largo de su comilona.
La carcoma
Así como hemos comentado que el pececillo de plata deja un rastro muy particular en los papeles y podía identificarse claramente, el caso del resto de xilófagos es mucho más complejo. La carcoma común, de los muebles o Anobium punctatum no es el único bibliófago: también encontramos el habitual escarabajo de las alfombras, la carcoma del pan, el gorgojo del fréjol, etc., pero puede que sea uno de los más frecuentes. Atacan el patrimonio sobretodo cuando se encuentra en fase larvaria y la característica principal es que excavan galerías. Son muy perjudiciales para los fondos bibliográficos y documentales puesto que no desprecian nada (devoran todo soporte celulósico: pergaminos, legajos de documentos e incluso, aunque raramente, textiles vegetales) y afectan muchas páginas al mismo tiempo que, por lo tanto, provocan la causa de grandes volúmenes de información. Son difíciles de detectar si no llevamos un buen control del fondo porque no acostumbran a salir de las galerías hasta que no están en fase adulta. Para distinguirlos de los pececillos de plata nos ayudará pensar en la carcoma como una tuneladora, se comen los libros creando túneles en todas direcciones y por el camino dejan excrementos que tienen una apariencia similar al barro.
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Sin duda en el articulo he encontrado unos buenos consejos. Gracias
Muchas gracias, la finalidad de estos artículos no es otra que la de ayudar a tomar decisiones conociendo un poco más la situación de nuestras colecciones.
Muchas gracias por el comentario :)
Muchas gracias por el artículo, realmente un problema habitual para los restauradores de Papel.
Sí, son nuestro día a día… incluso en casa.. argh! quién no ha visto nunca un pececillo de plata??
Muchas gracias por el post!
Anabel:
Muchas gracias a tí por el comentario, es bonito saber que os sirven de ayuda.
Saludos!